miércoles, 1 de febrero de 2012

EL RECUERDO VIVO DE RODOLFO MINUMBOC


Suplemento El Gañàn
Detrás de todo hombre que transciende con su obra en la historia existe algo contar, un pasado anecdótico, páginas que sólo el destino se encarga de escribir y que le toca al hombre, para su grandeza o pequeñez, cumplir sin poder reprochar o ignorar, pues así ha sido siempre y será hasta que el hombre, por su ignorancia, trate inútilmente de cambiar las reglas que son principios inviolables e irreversibles, para él. En estos principios anecdóticos y en los que el destino juega su papel más importante, está envuelta la vida y obra de Rodolfo Minumboc. Lo confirmamos aún más cuando logramos conversar con doña (+) Francisca González de Benítez quien no sólo es una común ama de casa y trabajadora manual, si no que lo más importante en ella es ser la progenitora de ese importante artista escultor que fue Rodolfo Minumboc.
Cuando comenzamos a intercambiar palabras con esta modesta pero carismática madre, inicia su conversación contándonos y remontándose al mismo momento en que este  artista se encuentra en su vientre. De la manera más emotiva en que lo puede contar una madre nos dice:
“Desde el mismo momento en que estuvo en mi vientre comenzó a dar señales, pues su padre, el Catire Virgilio, como lo llamaban, contaba que lo había escuchado hablar desde el mismo vientre y por eso decía que ese niño sería un hombre muy importante, un gran hombre, un gran hombre.
También el parto fue muy difícil, el más difícil de todos, pero gracias al doctor Nieves Berti,  que después de cuatro días difíciles logró traer el niño al mundo, del que poco se creía podía salir vivo del parto, como tampoco yo, que corría el mismo riesgo. Es así como dijo su padre iba a ser un grande, y no se equivocó porque la verdad es que fue una persona muy útil a la patria, al Carache que para él era toda su familia. Siempre se dedicó a Carache más que a todo lo demás, sin poderme quejar de él porque para mí fue un hijo muy bueno”.   
-          El padre de Minumboc, el señor Virgilio, juega un papel muy importante en la vida de Rodolfo…
“Sí, porque desde el principio él creyó en todos aquellos signos que permitían pensar que este niño iba a tener gran importancia.
-          Pero existen otras anécdotas de su niñez….
“Bueno, cuando él estaba muy pequeño, con la masa de las arepas se ponía a hacer figuras de muñequitos y cuando iba al rio recogía el barro para hacer esculturas y decía que su sueño era salir fuera de Venezuela. Era su inspiración pues demostró siempre ser muy culto, y muy educado.
-          Aparte de esta anécdota ¿qué de cierto es lo que se comenta sobre su ombligo?
 “Cuando él cumplió siete años su papá le dijo: “Hijo, vamos para el río a lanzar un ombligo en él, porque eso pronostica que usted va a ser un gran hombre y muy importante. Entonces lanzaron el ombligo al río”.
Se puede decir que el señor Virgilio fue, si se quiere, un protagonista en la vida de Rodolfo, porque como usted lo dice ya así se muestra, apoyó y creyó en el papel que a minumboc le tocaba cumplir en la vida. . “Sí, yo creo que fue porque desde pequeño su papá lo llevaba al río a recoger piedritas que después labraba y las decoraba, es decir que él también  era un artista.
¿Minumboc viaja desde muy pequeño?
“A los catorce años se fue par Caracas a vivir con una tía. Al morir ésta él se  queda por su cuenta porque casi nadie lo ayudó en sus comienzos. Yo no tenía manera de ayudarlo porque no teníamos suficientes medios m económicos, lo que él hizo fue por sus propios medios. Recuerdo que un día, 31 de Diciembre, me abrazó y llorando me dijo: “Ya perdí mi ilusión, ya no voy a llegar hacer nada”. Esto fue cuando el caso “San Juan de la Sallé”, en donde después de haber ganado el concurso, arbitrariamente se lo negaron. Entonces yo le dije que no se desconcertara por eso, que no era el primero que se cae y vuelve a levantarse y va hacer algo muy importante porque así me lo dice el corazón”.
Es importante destacar que ustedes apoyaron a minumboc en lo esencial para él: espiritualmente, ya que en lo material no era posible…
Así es, además yo entendía, aunque me doliera, que él debía cumplir con el compromiso que se le presentaba. Sé que hay personas que han llegado a decir que él no me quería. Yo sabía que sí pero él tenía que salir a buscar la vida por su cuenta, y si fuera como dice la gente no me hubiera escrito en sus cartas: “mama, todo lo que yo hago y lo que soy se lo debo a usted, porque me ha ayudado mucho espiritualmente. Yo siento cuando usted está orando por mí. el era muy espiritual”.
¿Rodolfo compartió mucho con su papa desde niño?
Sí, estuvo mucho tiempo sin venir y cuando regresó no se atrevía a entrar a la casa por el sentimiento”.
Rodolfo fue muy humilde…
“Muchos. Recuerdos que cuando el venia de viaje su papá le decía, echándole bromas- “ay hijo, usted viene con los mismos calzoncitos”, pero era por la sencillez en sus cosas, no porque no podía. El contaba que cuando pasaba con el doctor Eligio Anzola, gobernador del estado Lara para ese entonces, la gente comentaba: ¿¡Y ese es el tal Minumboc!?”.
Bueno, es que siempre fue así, porque hasta en sus obras lo reflejó. Su obra es muy noble.
“Toda la fortuna que pudo haber tenido mi hijo lo gastó.
El siempre lo decía: esto es para Carache.
Tanto es así que una vez le dije: hijo, usted podría tener su buena casa para que la disfrute y viva bien.
Y me contestó: “a mí eso no me importa, a mi me interesa es Carache. También recuerdo que le tenía gran cariño a la chuequita Victoria, un personaje que le quiso mucho porque a la gente humilde el no la menospreciaba”.
Eso fue precisamente su característica: la humildad, la sencillez, el amar con sinceridad es lo que debe contagiar a otros que también pueden hacer algo por su pueblo. Cuando se fue por primera vez, ¿qué sintió usted?
“Me dolió mucho. Imagínese que no me despedí y me encerré en una habitación y por una rendija lo vi partir pues no tuve valor, y él tampoco, pero eso sí, antes de llegar a Roma me escribió y a los tres años regresó. No sabía qué hacer. Estuve caminando todo el día.”
Tenemos entendido que usted hizo todo lo posible para que la Fundación que hoy lleva el nombre de Minumboc adquiera la casa donde él nació.
Sí, esperamos mucho tiempo pero por fin se hizo posible. Es lo mejor que se pudo haber hecho, antes de que alguien le adquiera para otros fines, ya que allí se hará el Museo de Carache por el que tanto luchó. Esperamos que la gente de Carache ahora sí valore lo que hizo mi hijo y lo que él fue”.
Pero hay que pensar que la obra de Minumboc es una obra universal, abstracta y quizás el pueblo no lo supo entender, tal vez si los que están involucrados en el arte y quienes saben que el trabajo que hizo Minumboc no está en su obra sino más bien en la forma cómo concibe esa obra que pudiera estar en grandes museos, grandes galerías y sin embargo, como el mismo Minumboc lo decía, las obras de más amor por no decir las más importantes, son las de Carache. ¿Recuerda algo importante que nos pueda contar saber los últimos momentos de Minimboc?
Recuerdo que me dijo ya en la cama: “mamá, no le pida a nadie que rece por usted cuando la lleven a operar que yo voy a estar con usted en la operación. Tuve un sueño en el que él se me apareció y me tendió sus manos. En ese momento el doctor Espinoza, que era quien estaba allí, me hacía reaccionar.
Lo que recuerdo perfectamente del sueño era como estaba cubierto mi hijo con una capa de bronce, ese bronce que él manejo durante su vida de artista”.
       Al culminar esta conversación con Doña Francisca sabemos que quedan muchas cosas que contar sobre este artista carachense que dio todo por su pueblo y que solo esperó a cambio que se le valorara su trabajo y que se le recuerde como uno de los hijos de Carache que más lo amó y que lo demostró con palabras y obras.