martes, 16 de octubre de 2012

Jesús Quevedo Terán


Transcripición de  Jesús Quevedo Terán



En mi condición de Cronista de Carache, no puedo dejar esta primera oportunidad, para venerar la memoria de dos ilustres coterráneos que me han precedido en esta honorífica actividad que me confiere el ayuntamiento del Municipio autónomo Carache: Don José Juan Rodríguez Quevedo y Don José Román Saavedra, coterráneo de estos que supieron dar todo lo mejor de sus capacidades el progreso de su pueblo; el primero desde su cátedra de artista y ciudadano ejemplar y el segundo por sus dotes de carachero integral, amante de la más bellas tradiciones y genuino representante de la cabalidad del ciudadano de esta tierra. De ambos solícito en mis oraciones y estoy convencido que desde el lugar que les ha destinado el todopoderoso, alumbraran el camino que debo transitar para el cumplimiento  de la honrosa misión que me ha sido encomendada.
 
En el año de 1834, la población de Carache asume su condición de Villa, Con el nombre de San Juan Bautista de Carache, allí vive desde hace algún tiempo el Coronel Miguel Vicente Cegarra.
La tradición asegura que durante esta época el coronel Cegarra el concejal y se propone y logra alinear las calles de la población a tiro de fusil, para lo cual se vale de un original sistema: coloca un chopo y apuntando a la dirección previamente señalada, dispara, la trayectoria de la bala será la línea de la fila de las casas de uno  y otro lado  de la calle, repitiendo el procedimiento en cada una de ellas por cuadras y manzanas.  Es difícil conseguir  una población en cualquier lugar de Venezuela  capaz de igualar a las calles de Carache en simetría y rectitud.
1835, se registra la fundación para el Cantón de Carache, de una importante comunidad que vino a vitalizar al Cantón por el don de su gentes  de gran laboriosidad, su agricultura  y la cría existente en esa comarca, se trata de Candelaria, mejor conocida como Chejendé; los hacendados Juan de la Trinidad Cañizalez y Carmen Peña, donan terrenos para levantar la población.
Chejendé quedó formando parte del Distrito Carache hasta el año 1988, cuando el Distrito Carache dividido en dos municipios autónomos municipio Carache (Carache, La Concepción Cuicas )  y municipio Candelaria(Chejendé, Bolivia, Mitón, Torococo y José Felipe Márquez Cañizalez)
1836, Debido a la fracasada insurrección “reformista” encabezada por el sempiterno faccioso Pedro Carujo contra el Presidente José maría Vargas, (el mismo de la conjura de 1822 para asesinar al Libertador de Bogotá) el coronel Cegarra tuvo que marchar al exilio y abandono de Carache.
Mitón, cabecera del Municipio Cegarra, honra al prócer Miguel Vicente cegarra, su origen se remonta a la época del encomendero Juan Pacheco  Maldonado en el siglo XVIII, su nombre vine de Cuicas Mitombis, tiene una temperatura de 22o. C y altura de 1150 mts. Sobre el nivel del mar.
De todos estos pueblos el más antiguo es Carache, como pueblo se remonta a 1621 cuando el capitán general de la Provincia  de Venezuela, se visita en Trujillo reparte la tierra entre naturales, su importancia radica en que Carache en la colonia tenía Cabildo, teniente Justicia y Gobernador de indios.
1781 Sucedió en el pueblo el movimiento de apoyo a los comuneros de Mérida denunciada por Don Carlos del pozo ante la autoridad Real.

 
Suplemento El Gañan

El sistema de Colonización empleado por los españoles, fue el de las Encomiendas. La Corona real directamente o mediante sus representantes, concedía grandes extensiones de tierras a los Beneméritos de las Indias, es decir, a los conquistadores, a los pacificadores y a los descendientes de unos y otros, estas concesiones se hacían de por “dos vidas” (dos generaciones) al final de las cuales debían retornar al dominio Real, en este último caso podrían ser arrendadas a terceras personas.

Misión de los Encomenderos era civilizar a los indios enseñándoles la religión Cristiana y el idioma además de los trabajos útiles, cobrarles el tributo real y fundar la agricultura y la Cría. Este sistema se mantiene en Trujillo hasta el año de 1687, fecha en que una Cédula Real concede la libertad a todos los indígenas de la Jurisdicción y prohíbe que los naturales sirvan como esclavo.

La antigua Comarca de los Cuicas constituye algo así como un Distrito o Municipio cuyo centro es la Ciudad de Nuestra Señora de la Paz de Trujillo. La misma forma parte de la Gobernación de Venezuela hasta el 15 de febrero de 1786, cuando una Real Cédula resuelve convertirla en dependencia de la Gobernación de Maracaibo.

En la ciudad de Trujillo funciona en cabildo con sus Alcaldes Mayor y Ordinarios: Con sus regidores y demás funcionarios de rigor. El territorio ha sido dividido en Doctrinas, la número 11 corresponde a la DOCTRINA DE SAN JUAN BAUTISTA DE CARACHE, con las siguientes encomiendas: La del Capitán Lorenzo Fernández Graterol; la de José Fernández Graterol, la de Mateo Pàrraga, la de Bartolomé Castellanos y la de Jacinto Montero atendida por los Indios Militares Juan Baquero y su hermano Juan.

Como se ha visto el año de esta división de Territorio de Trujillo fue el de 1687, no obstante esta encomienda existía desde más de un siglo atrás, Cuando Alonso Bernàldez, gobernador de Venezuela por segunda vez, nombró a Francisco de Labastidas Teniente de Gobernador en Trujillo, este hizo algunos repartos y encomiendas y le asignó una de las principales en el Valle de Carache a Francisco Infante, “por ser uno de los primeros pobladores de esta Ciudad Trujillo de Medellín y no tener indios para poderse sustentar conforme a la calidad de su persona”.

A infante le debió de ir muy bien en esta Encomienda ya que cooperó con la expedición de Diego de Lozada “con sus armas y cabellos, con soldados, Pertrechos y municiones a su propia costa mención en que gastó mucha hacienda”. Había casado con francisca de Rojas hija de Capitán diego Gómez, Alcalde de Margarita, vilmente asesinado junto con su mujer Ana de Rojas, por el tirano Lope de Aguirre.

Luís de Villegas y Francisco Terán fueron otros que recibieron las primeras encomiendas en el Vallen de Carache, estas Encomiendas fueron muy perseguidas por lo productivas, como se verá más adelante.

El hermano Nectario María, en “ORÍGENES DE CARACHE”, dice: “Como queda dicho, Luís de Villegas, de los primeros pobladores de Trujillo y cuya brillante actuación más de una vez hemos podido apreciar y aún destacar en nuestras obra “El maestro de Campo Diego García de Paredes y la función de Trujillo de Venezuela”, aparece como el primer encomendero de Carache”. Y agrega: “No sabemos la fecha exacta en que recibiría el repartimiento y encomienda de San Juan de Carache, pero más tarde hubo de ser por los años de 1560 ò 1561”.

En “Noticias documentales del Estado Trujillo. Caracas, Manuel Pinto C., dice en la pagina doce (12) de dicho libro, textualmente: “En los texto marcados “C” y “D” se nos hace saber que el gobernador Berrìo fue el fundador de Carache y San Antonio de Bomboy, durante su recorrido por la región trujillana en 1621”. En la página 63 se lee: “Noticia de la Función de Carache por el gobernador Don Francisco de la Hoz Berrìo el año de 1621”… “En mi audiencia y Juzgado y ante mí apareció Luís Viegas, (sic) vecino de esta ciudad, y me hizo relación diciendo que en la nueva población que hice en el Valle de CARACHE de los indios o7 3 naturales de él, se les dieran y repartieron tierra necesarias para sus labores y crianzas…”

De una a otras de estas aceleraciones hay una distancia de 60 años según el Hermano Nectario María, las primeras encomiendas fueron dadas en Carache a Francisco Terán, Luís de Villegas y Francisco Infante entre 1560 y 1561 como se ha visto.

Nuevos Encomenderos. Los Tributos a la Corona.

La encomienda de San Juan de Carache, dejada vacante por Sánchez de Oviedo fue objeto de numerosas solicitudes y arduamente disputada por Tomás Castellanos y el Cap. Lorenzo Fernández Graterol, ambos gozaban de gran ascendencia y de rasgos personales sobresalientes. Castellanos llegó al extremo de ofrecer suma de dinero consistente en 10.000 reales de plata para influir en la obtención de la Encomienda, lo que demuestra la extraordinaria fuente de riqueza que representaba la misma, por la fertilidad de sus tierras, el rendidor aporte de los indios, el clima agradable, la ausencia de plagas, la abundancia de aguas y sobre todo la calidad y trato se sus pobladores y su dedicación al trabajo.

La encomienda le entregada al Cap. Lorenzo Fernández Graterol en el año 1687, para entonces tenía 473 indios, repartidos en 4 encomiendas, el trabajo de tres días de los indios para el encomendero fue cambiado por un tributo en dinero o en especies. Las encomiendas que fueron quedando vacantes para el año 1724 las abolió Felipe V, no obstante los indios pagarían tributos a la Real Corona, esta imposición duro hasta la independencia.

En el año de 1777, llega a Carache el Obispo Don Mariano Martí, procedente de Humucaro Bajo permaneciendo aquí durante vente (20) días, saliendo luego para Santa Ana. El Cura Doctrinero residente en Carache era Don Joseph Nicolás Pérez, el templo era de tres naves y los indios conocían la Doctrina Cristiana y según otras informaciones que le dio al Obispo Martí, agregaba que “eran de buenas condición, no idolatraban y solo tenían por vicio beber aguardiente en las fiestas del patrono San Juan Bautista, sobre todo un licor que fabricaban en alambiques”.

Los indios pagaban tributos al corregidor, el cual era entregado al Cura para su estipendio hasta los 50.000 maravedíes y lo sobrante se enviaba al Rey, había para la fecha 2.538 almas, el valle era cultivado en su parte de Caña de Azúcar y además legumbres, verduras y frutos. Según apunta el Historiador Briceño Perozo, la importancia de Carache durante la colonia radica en las circunstancia de haber tenido Cabildo, Teniente justicia y Gobernador de Indios.

En 1781 se suceden en Carache los acontecimientos relacionados con la petición por parte los indios de una amable Libertad y la suspensión total de cobro de impuestos, estas protesta fue hecha directamente por el Gobernador indio y otros pobladores al Visitador de la Renta del Tabaco Don Carlos del Pozo fueron asesores por el cura, que consideramos sea el mismo Joseph Nicolás Pérez, quien recibiera al Obispo Martí, cuatro años antes.
Fuente Bibliográfica:
Quevedo Terán, Jesús
Crónicas de Carache 1991

Anexos Libro Cronicas de Carache


lunes, 15 de octubre de 2012

La Batalla Naval del Lago (24 de Julio de 1823)

LA BATALLA NAVAL
Tal día como hoy en 1823 tuvo lugar la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, donde el valor de los patriotas se puso una vez mas de manifiesto, esta vez contra la armada española mandada por el almirante Ángel de  Laborde, situada cerca de los Puertos de Altagracia en aguas del Golfo de Maracaibo. El Almirante Laborde  en comunicación enviada a Padilla el 17 de Julio lo intimida a rendirse y no presentar batalla “Sentiré en lo íntimo de mi corazón-decía que V.S. por una mera obcecación, desoiga la voz de la razón y de la humanidad. Participo a V.S. que me hallo con medios muy sobrados para lograr su total exterminio.”
Desde el Bergantín “Independencia”. Padilla se dirigió a todos los buques de la escuadra patriota y leyó a sus oficiales y tropa una proclama “La puerta del honor está abierta, el enemigo nos atrae y nosotros les esperamos. ¿Qué mayor gloria podríamos desear?. Colombianos: Morir o ser libres”.
La escuadra patriota estaba situada cerca del islote Capitán chino y ya en la tarde del 23, con viento favorable la ataca yéndose al abordaje y después de tres horas de lucha, Laborde huye a Cuba y de ellos 32 buques entre Bergantines, Goletas y otras embarcaciones y heridos deja cerca de 800 bajas.
Morales queda totalmente incomunicado por tierra y mar, sin víveres ni municiones, por lo que opta por capitular. En el tratado de capitulación uno de sus artículos dice: “La plaza de Maracaibo, la fortaleza de San Carlos, la Barra y el territorio ocupado por tropas del ejército español, serán entregadas al jefe sitiador de Colombia.”
El destino quiso que el Almirante José Prudencio Padilla, fuese uno de los conjurados la noche del 25 de septiembre, contra la persona del Libertador y 7 días después el 2 de octubre fue ajusticiado por Urdaneta ya fracasado el magnicidio de Bogotá.
La Armada Venezolana, toma esta memorable fecha para celebrar su día nacional y recordamos que está presta para revivir los hechos de hace 167 años, en resguardo de la soberanía de la Patria.
Autor: Jesús Quevedo Terán

EL NATALICIO DEL LIBERTADOR

EL NATALICIO DEL LIBERTADOR
                Un niño venezolano, haciendo un resumen de su visita a la casa natal del padre de la patria, escribió a su maestra: “Yo estuve en la casa situada de Traposos a San Jacinto donde nació Simón Bolívar tal día como hoy en 1783, era una edificación de techos de carruzo, pisos de ladrillo, paredes de tierra y pesadas columnas cuadradas con 22 mts de frente por 60 de fondo, a una cuadra de la plaza mayor, además estaba la iglesia parroquial, la casa de los obispo, la casa del gobernador y el real seminario de Santa Rosa, sin pisos superiores, que aconsejaba la experiencia por el temor a los terremotos, tenía dos salas con ventanas a la calle separadas por un zaguán un corredor alrededor del primer patio exterior, el cuarto principal, el cuarto de los santos, el comedor, 2 habitaciones más al fondo, despensa, cocina, un departamento para los esclavos y una caballeriza.
                Aunque posteriormente ha sido varias veces remodelada, de esta manera estaba distribuida la casa que alojó al hombre más grande de la América meridional desde su nacimiento hasta la edad de 9 años, cuando fallece su madre, la joven señora Concepción Palacios de aproximadamente 26 años de edad. La casa natal del libertador la heredo el Coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte de su padre Juan Vicente Bolívar y Villegas.   



Simón fue bautizado a los 7 días de nacido por el Dr. Don Juan Félix Jeréz de Aristiguieta, siendo su padrino Don Feliciano Palacios y Sojo.
Si la visita del niño a esta casa fue en 1783, la negra Matea le diría quizás, que estaba en brazos de Hipólita, su nodriza negra quien le daba de mamar en una de las habitaciones de la casa y que Simoncito estaba muy pequeño para jugar con él.
No lo halló quizás en 1788, porque ya huérfano de padre, fue enviado por Doña Concepción a pasar temporadas con sus tíos y con la negra Hipólita a la Cuadra Bolívar, a fin de evitarle impresiones por el ambiente luctuoso que reinaba en el hogar, Juana y Juan Vicente.
Fue confirmado  el 11 de Abril cuando contaba 7 años de edad, siendo su padrino su tío Don Esteban Palacios y Blanco.
Su tía Josefa Palacios hermana de su madre, casó con José Félix Ribas, triunfador en la Victoria con la juventud caraqueña y sus huestes de valientes contra las hordas feroces de José Tomás Boves. Si al ocurrir la visita del niño compatriota corría el año de 1792, quizás el futuro Libertador del nuevo mundo estaría atribulado por la muerte de su mamá, y había partido con su tío Feliciano Palacios a la casa de éste. A la muerte de Don Feliciano, su tutoría y representación le corresponde a su otro tío Carlos Palacios.
Luego el niño Simón no estaría  regularmente en su casa natal y el niño Venezolano que quiso conocerlo y tratarlo como su amigo en aquella residencia, tuvo  que conformarse con saber de él a través de los textos de historia que han inundado al mundo con página de oro vanagloriando al hombre de quien la historia universal no sabe de guerrero alguno cuyo caballo de batalla haya ido más lejos y cuyo escenario político-militar fuera más dilatado. Igualó a Carlos VII en audacia y a Federico  en constancia y pericia, superó a Alejandro Magno, Aníbal y César por las dificultades que tuvo que vencer y sus marchas a través del Continente fueron más largas que las Geugis-khan y Tamerlán, José Martí escribió con razón: “Bolívar recorrió mas tierras con la bandera de la libertad  que ningún conquistador con las de la tiranía”. El mismo Martí se expreso del libertador arguyendo  que “lo que hizo Bolívar en América esta aun por hacerse”.
Desde su viaje a Europa a bordo del San II defonso, a los 16 años de edad, en 1779, vía Méjico y Cuba, hasta San Pedro Alejandrino en Santa Marta a los 47 años, en 1830, período que podemos considerarlo como de vida pública de Bolívar, fueron insospechados los aconteceres que colmaron su persona, calumniado, denigrado, perseguido, ensalzado, alabado encumbrado y hasta endiosado, ha pasado a ser receptor de los más variados objetivos aplicables a un ser humano. Ha recogido todas las opiniones que la historia pueda ofrecer de personaje alguno y maravillado a la humanidad con su presencia como protagonista de la libertad de la América Meridional.
Su infancia, su juventud, sus maestros, su esposa, sus hermanos, sus soldados, sus oficiales, la naturaleza, los animales y en alta estima sus amigos, tuvieron un sitial de honor en el corazón del grande hombre, del Bolívar humano.
Cuando entró a Caracas por última vez en 1827, pasando por la calle entre sociedad y las Gradillas, al divisar a Hipólita entre la multitud que lo aclamaba, abandonó su puesto y se arrojó en brazos de la negra quien lloraba de alegría, era una mujer de 65 años de edad, quien había sido tazada en San Nateo por un valor de 300 pesos, suma esta la más alta en que se valoraba un esclavo; pero jamás fue olvidada por bolívar y ya desde el Cuzco le había escrito a María Antonia: “Te mando una carta de mi madre Hipolíta para que le des todo lo que ella necesite, y hagas con ella como si  fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que a ella”.
En esta misma oportunidad dictó un decreto por el cual se debía elegir un monumento a la memoria de sus padres y de su esposa que fue esculpido por el español Victorio Nacho; donde se admiran en forma yacente al padre, a la madre y a la esposa de Bolívar y al genio del libertador plasmado en bronce, que viene a llorar postrado ante sus seres queridos.
A su criado  José Palacios, quien lo acompañó hasta el 21 de Diciembre de 1830, cuando un puñado de tierra Colombiana cubrió los restos mortales del libertador en Santa Marta, le donó 8000 pesos “en remuneración a sus servicios”. A su maestro Simón Rodríguez le escribió: “oh mi maestro, oh mi amigo, Ud. Ha moldeado mi corazón para la libertad, la justicia, lo grande y lo hermoso.
A su sobrino Fernando “te recomiendo la aplicación al estudio, la buena moral, para que algún día puedas ser útil a las patria”.
A su hermana María Antonia, le da poder para administrar sus bienes y usufructuar todo lo que ellos produzcan en unión de otros familiares.
A su esposa se refiere como “una señorita de las más bellas circunstancias y recomendables prendas, como es mi señora Doña María Teresa Toro y Alayza.
A la inolvidable negra Matea “que no fue mi nodriza sino mi aya, o sea, mi cargadora”, la recordaba en sus cartas.
A sucre: “es el padre de Ayacucho, es el redentor de los hijos del sol, es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los Incas. La posteridad representará a Sucre con un pie en Pichincha y otro en el Patosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Capao y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada”.
A Manuelita Saenz: “Tu me has salvado de las garras de mis enemigos. Tu eres la libertadora del libertador”.
Por la naturaleza y los animales sintió especial interés. En el Tequendama, con temerario gesto de Prometeo, desafía el peligro y parece decir al pavoroso abismo: soy tan bravo como tú y no temo tu fascinación ni tu estruendo, mas si sucumbo, tendré en tu grandeza una tumba digna de mi, y a tu gloria que es de la naturaleza, se uniría la mía que es de la humanidad.
Fue admirable jinete y apasionado por los caballos desde su juventud, y en 1827 en Caracas, obsequió su caballo de batalla a Sir, Alejandro Cokburn, Ministro plenipotenciario de Inglaterra, enviado expresamente para felicitarlo y éste lo llevó a su señor, el Rey, por ser digno de un soberano.
Siempre guardó un recuerdo por Nevado, el perro que lo acompañó desde 1813 en su admirable campaña y fue muerto en Carabobo en la Batalla de la libertad. “La palabra amigo vale por un himno”, escribió en una de sus cartas.
En todas sus facetas Bolívar supo darnos el humanismo más apasionado que hombre alguno pueda legar a sus semejantes. No obstante pensó que había arado en el mar y en su “Bolívar sembrador” nos dice José de Jesús:
Seguro el sembrador de claridades
Observó que al correr de las edades
Una digna y segura libertad
Solo pueden gozarla las naciones
Que con esfuerzo y miel de corazones
Practiquen la justicia en la verdad” 

       
    Según Herderson, cónsul, general de gran Bretaña en  Colombia, en nota al Canciller Carning en Noviembre de 1826 lo pinta así: “La estatua del general bolívar no es tan pequeña como se dice. Es delgado pero tiene las más finas proporciones. Su tez es ahora oscura a causa de su vida pasada a la intemperie. Cuando no habla su semblante toma el tinte de la melancolía. Su pelo es negro, ligeramente rizado y también dispuesto por la naturaleza que deja despejada su ancha frente, ojos oscuros y vivos, nariz romana, boca notablemente bella, barba más bien puntiaguda. Cuando le hablan baja regularmente la vista, circunstancia que permite a su inter locutor hablar sin ser perturbado por la vía penetración de su mirada. Su voz es algo ruda, pero él sabe modelarla haciendo grata la conversación con su exquisita amabilidad. Su presencia es distinguida y atrayente, es condescendiente y amable, cabalga y camina con gracia y baila el vals con animación y elegancia. Tiene la destreza y tacto de un gran orador, llegando en ocasiones hasta la elocuencia.
Este cielo de Carache lo cobijo en la plenitud de su obra emancipadora, a los 37 años de edad, y desde esta población envía al General Páez sus impresiones de las circunstancias que debe asumir su ejército según los movimientos de Morillo. Ya desde aquí mismo el General Sucre había lanzado su célebre proclama, a nombre del libertador.     
“La brisa de Nupí le dio su aroma
Y la flor del bucare se incendió
Con luz que emanó desde la Loma,
De la mesa Postrera el esplendor
La amable libertad le recordó
A quien fuera también Libertador.”
Así termina un soneto que rememora su paso por esta Villa de San Juan Bautista.
En su recibimiento triunfal de 1825, en el cusco, recibió la famosa profecía de José Domingo Choquehuanca, que ha signado con un innegable acierto la trayectoria del grande hombre:
“Con los siglos, crecerá tu gloria como crecen las sombras cuando  el sol declina”
Autor: Jesús Quevedo Terán

miércoles, 1 de febrero de 2012

EL RECUERDO VIVO DE RODOLFO MINUMBOC


Suplemento El Gañàn
Detrás de todo hombre que transciende con su obra en la historia existe algo contar, un pasado anecdótico, páginas que sólo el destino se encarga de escribir y que le toca al hombre, para su grandeza o pequeñez, cumplir sin poder reprochar o ignorar, pues así ha sido siempre y será hasta que el hombre, por su ignorancia, trate inútilmente de cambiar las reglas que son principios inviolables e irreversibles, para él. En estos principios anecdóticos y en los que el destino juega su papel más importante, está envuelta la vida y obra de Rodolfo Minumboc. Lo confirmamos aún más cuando logramos conversar con doña (+) Francisca González de Benítez quien no sólo es una común ama de casa y trabajadora manual, si no que lo más importante en ella es ser la progenitora de ese importante artista escultor que fue Rodolfo Minumboc.
Cuando comenzamos a intercambiar palabras con esta modesta pero carismática madre, inicia su conversación contándonos y remontándose al mismo momento en que este  artista se encuentra en su vientre. De la manera más emotiva en que lo puede contar una madre nos dice:
“Desde el mismo momento en que estuvo en mi vientre comenzó a dar señales, pues su padre, el Catire Virgilio, como lo llamaban, contaba que lo había escuchado hablar desde el mismo vientre y por eso decía que ese niño sería un hombre muy importante, un gran hombre, un gran hombre.
También el parto fue muy difícil, el más difícil de todos, pero gracias al doctor Nieves Berti,  que después de cuatro días difíciles logró traer el niño al mundo, del que poco se creía podía salir vivo del parto, como tampoco yo, que corría el mismo riesgo. Es así como dijo su padre iba a ser un grande, y no se equivocó porque la verdad es que fue una persona muy útil a la patria, al Carache que para él era toda su familia. Siempre se dedicó a Carache más que a todo lo demás, sin poderme quejar de él porque para mí fue un hijo muy bueno”.   
-          El padre de Minumboc, el señor Virgilio, juega un papel muy importante en la vida de Rodolfo…
“Sí, porque desde el principio él creyó en todos aquellos signos que permitían pensar que este niño iba a tener gran importancia.
-          Pero existen otras anécdotas de su niñez….
“Bueno, cuando él estaba muy pequeño, con la masa de las arepas se ponía a hacer figuras de muñequitos y cuando iba al rio recogía el barro para hacer esculturas y decía que su sueño era salir fuera de Venezuela. Era su inspiración pues demostró siempre ser muy culto, y muy educado.
-          Aparte de esta anécdota ¿qué de cierto es lo que se comenta sobre su ombligo?
 “Cuando él cumplió siete años su papá le dijo: “Hijo, vamos para el río a lanzar un ombligo en él, porque eso pronostica que usted va a ser un gran hombre y muy importante. Entonces lanzaron el ombligo al río”.
Se puede decir que el señor Virgilio fue, si se quiere, un protagonista en la vida de Rodolfo, porque como usted lo dice ya así se muestra, apoyó y creyó en el papel que a minumboc le tocaba cumplir en la vida. . “Sí, yo creo que fue porque desde pequeño su papá lo llevaba al río a recoger piedritas que después labraba y las decoraba, es decir que él también  era un artista.
¿Minumboc viaja desde muy pequeño?
“A los catorce años se fue par Caracas a vivir con una tía. Al morir ésta él se  queda por su cuenta porque casi nadie lo ayudó en sus comienzos. Yo no tenía manera de ayudarlo porque no teníamos suficientes medios m económicos, lo que él hizo fue por sus propios medios. Recuerdo que un día, 31 de Diciembre, me abrazó y llorando me dijo: “Ya perdí mi ilusión, ya no voy a llegar hacer nada”. Esto fue cuando el caso “San Juan de la Sallé”, en donde después de haber ganado el concurso, arbitrariamente se lo negaron. Entonces yo le dije que no se desconcertara por eso, que no era el primero que se cae y vuelve a levantarse y va hacer algo muy importante porque así me lo dice el corazón”.
Es importante destacar que ustedes apoyaron a minumboc en lo esencial para él: espiritualmente, ya que en lo material no era posible…
Así es, además yo entendía, aunque me doliera, que él debía cumplir con el compromiso que se le presentaba. Sé que hay personas que han llegado a decir que él no me quería. Yo sabía que sí pero él tenía que salir a buscar la vida por su cuenta, y si fuera como dice la gente no me hubiera escrito en sus cartas: “mama, todo lo que yo hago y lo que soy se lo debo a usted, porque me ha ayudado mucho espiritualmente. Yo siento cuando usted está orando por mí. el era muy espiritual”.
¿Rodolfo compartió mucho con su papa desde niño?
Sí, estuvo mucho tiempo sin venir y cuando regresó no se atrevía a entrar a la casa por el sentimiento”.
Rodolfo fue muy humilde…
“Muchos. Recuerdos que cuando el venia de viaje su papá le decía, echándole bromas- “ay hijo, usted viene con los mismos calzoncitos”, pero era por la sencillez en sus cosas, no porque no podía. El contaba que cuando pasaba con el doctor Eligio Anzola, gobernador del estado Lara para ese entonces, la gente comentaba: ¿¡Y ese es el tal Minumboc!?”.
Bueno, es que siempre fue así, porque hasta en sus obras lo reflejó. Su obra es muy noble.
“Toda la fortuna que pudo haber tenido mi hijo lo gastó.
El siempre lo decía: esto es para Carache.
Tanto es así que una vez le dije: hijo, usted podría tener su buena casa para que la disfrute y viva bien.
Y me contestó: “a mí eso no me importa, a mi me interesa es Carache. También recuerdo que le tenía gran cariño a la chuequita Victoria, un personaje que le quiso mucho porque a la gente humilde el no la menospreciaba”.
Eso fue precisamente su característica: la humildad, la sencillez, el amar con sinceridad es lo que debe contagiar a otros que también pueden hacer algo por su pueblo. Cuando se fue por primera vez, ¿qué sintió usted?
“Me dolió mucho. Imagínese que no me despedí y me encerré en una habitación y por una rendija lo vi partir pues no tuve valor, y él tampoco, pero eso sí, antes de llegar a Roma me escribió y a los tres años regresó. No sabía qué hacer. Estuve caminando todo el día.”
Tenemos entendido que usted hizo todo lo posible para que la Fundación que hoy lleva el nombre de Minumboc adquiera la casa donde él nació.
Sí, esperamos mucho tiempo pero por fin se hizo posible. Es lo mejor que se pudo haber hecho, antes de que alguien le adquiera para otros fines, ya que allí se hará el Museo de Carache por el que tanto luchó. Esperamos que la gente de Carache ahora sí valore lo que hizo mi hijo y lo que él fue”.
Pero hay que pensar que la obra de Minumboc es una obra universal, abstracta y quizás el pueblo no lo supo entender, tal vez si los que están involucrados en el arte y quienes saben que el trabajo que hizo Minumboc no está en su obra sino más bien en la forma cómo concibe esa obra que pudiera estar en grandes museos, grandes galerías y sin embargo, como el mismo Minumboc lo decía, las obras de más amor por no decir las más importantes, son las de Carache. ¿Recuerda algo importante que nos pueda contar saber los últimos momentos de Minimboc?
Recuerdo que me dijo ya en la cama: “mamá, no le pida a nadie que rece por usted cuando la lleven a operar que yo voy a estar con usted en la operación. Tuve un sueño en el que él se me apareció y me tendió sus manos. En ese momento el doctor Espinoza, que era quien estaba allí, me hacía reaccionar.
Lo que recuerdo perfectamente del sueño era como estaba cubierto mi hijo con una capa de bronce, ese bronce que él manejo durante su vida de artista”.
       Al culminar esta conversación con Doña Francisca sabemos que quedan muchas cosas que contar sobre este artista carachense que dio todo por su pueblo y que solo esperó a cambio que se le valorara su trabajo y que se le recuerde como uno de los hijos de Carache que más lo amó y que lo demostró con palabras y obras.